Es una mujer inglesa nacida en Newcastle-upon-Tyne, el 26 de mayo de 1957. Desde que nació sufrió el rechazo de su madre, Betty Bell, quien la tuvo a los 17 años. Fue víctima de muchos intentos de asesinatos por parte de ella, aludiendo a “accidentes” que la niña sufría. Mary contaba que desde que cumplió el año, su madre, quien era prostituta, la obligaba a participar en juegos eróticos con otros niños, a los ocho vendió su virginidad, y durante todo este período la utilizaban como objeto sexual para satisfacer a los clientes de Betty, obligándola a hacer sexo oral a estos pedófilos. La niña disfrutaba torturando y matando animales, cuyas actitudes eran su medio de entretención.
El primer asesinato.
El 25 de mayo de 1968 ocurrió una tragedia en el vecindario: Martin Brown, un pequeño niño, fue encontrado muerto en una casa abandonada. El cuerpo tenía varios golpes, por lo que los policías supusieron que Martin había subido al segundo piso y luego cayó por un tropezón. Lo cierto fue que Mary fue quien lo empujó para que cayera, y luego lo estranguló al ver que el pequeño seguía consciente luego de la caída. Sin embargo, hasta el momento no se hizo alusión al tema y la muerte de Martin fue olvidada por un tiempo.
Unos días después, Mary y su amiga Norma (cómplice del asesinato) dejaron una nota en la guardería de Scotswood, adjudicándose la autoría del crimen. La policía consideró que esto fue una broma así que no prestaron más atención al asunto.
El segundo crimen.
Meses después, el 31 de julio de 1968, desapareció Brian Howe, un niño de tres años vecino de Mary. Ella y Norma se ofrecieron a buscar al niño, mas el cuerpo del pequeño fue encontrado posteriormente cerca de una construcción, con una gran M en el vientre hecha con una navaja, los genitales parcialmente extraídos y una tijera al lado con la que le habían cortado el cabello. La policía interrogó a las niñas luego de que Pat, la hermana de Brian, contara que las niñas se reían de ella al preguntarle si extrañaba al muchacho y, al caer en contradicciones en ambas versiones, Mary serenamente confesó lo que había hecho y cómo lo había disfrutado.
Según los psiquiatras, Mary tenía los típicos rasgos de una psicopatía, por lo que fue acusada de “asesinato en segundo grado por falta de responsabilidad”. Fue encarcelada indefinidamente, mientras que Norma fue absuelta de todos los cargos. Durante este período, Betty vendió muchas historias de la niña, y dio miles de entrevistas con la finalidad de ganar dinero con la vida de su hija.
Mary fue liberada en 1980, se le otorgó un nuevo nombre y se le aseguró el anonimato. Tuvo una hija que nació en 1984, quien tampoco supo nada de la historia de su madre hasta que la prensa se lo dijera. Se vio constantemente perseguida por detectives privados, que fueron contratados por la familia de Martin Brown con el fin de rastrearla. En un par de ocasiones tuvo que huir de las localidades donde se había asentado pues los mismos pueblerinos la acosaban.
El primer asesinato.
El 25 de mayo de 1968 ocurrió una tragedia en el vecindario: Martin Brown, un pequeño niño, fue encontrado muerto en una casa abandonada. El cuerpo tenía varios golpes, por lo que los policías supusieron que Martin había subido al segundo piso y luego cayó por un tropezón. Lo cierto fue que Mary fue quien lo empujó para que cayera, y luego lo estranguló al ver que el pequeño seguía consciente luego de la caída. Sin embargo, hasta el momento no se hizo alusión al tema y la muerte de Martin fue olvidada por un tiempo.
Unos días después, Mary y su amiga Norma (cómplice del asesinato) dejaron una nota en la guardería de Scotswood, adjudicándose la autoría del crimen. La policía consideró que esto fue una broma así que no prestaron más atención al asunto.
El segundo crimen.
Meses después, el 31 de julio de 1968, desapareció Brian Howe, un niño de tres años vecino de Mary. Ella y Norma se ofrecieron a buscar al niño, mas el cuerpo del pequeño fue encontrado posteriormente cerca de una construcción, con una gran M en el vientre hecha con una navaja, los genitales parcialmente extraídos y una tijera al lado con la que le habían cortado el cabello. La policía interrogó a las niñas luego de que Pat, la hermana de Brian, contara que las niñas se reían de ella al preguntarle si extrañaba al muchacho y, al caer en contradicciones en ambas versiones, Mary serenamente confesó lo que había hecho y cómo lo había disfrutado.
Según los psiquiatras, Mary tenía los típicos rasgos de una psicopatía, por lo que fue acusada de “asesinato en segundo grado por falta de responsabilidad”. Fue encarcelada indefinidamente, mientras que Norma fue absuelta de todos los cargos. Durante este período, Betty vendió muchas historias de la niña, y dio miles de entrevistas con la finalidad de ganar dinero con la vida de su hija.
Mary fue liberada en 1980, se le otorgó un nuevo nombre y se le aseguró el anonimato. Tuvo una hija que nació en 1984, quien tampoco supo nada de la historia de su madre hasta que la prensa se lo dijera. Se vio constantemente perseguida por detectives privados, que fueron contratados por la familia de Martin Brown con el fin de rastrearla. En un par de ocasiones tuvo que huir de las localidades donde se había asentado pues los mismos pueblerinos la acosaban.